La enfermedad de Parkinson (EP) es un proceso neurodegenerativo, crónico y lentamente progresivo del Sistema Nervioso Central de presentación esporádica. Las personas que padecen de Parkinson son especialmente propensas a la pérdida de peso y a caer en un estado de desnutrición. Los movimientos involuntarios característicos de esta enfermedad provocan un gasto energético aumentado, por otra parte, los síntomas como los efectos secundarios del tratamiento pueden limitar el consumo de alimentos conforme avanza dicha enfermedad, sumado a que los pacientes con Parkinson corren el riesgo de seguir terapias nutricionales poco convencionales que exacerban la desnutrición.
Los pacientes con Parkinson casi siempre pierden peso, con una incidencia del 52-65%. Dicha pérdida de peso es más frecuente encontrarlo en mujeres y en pacientes con edad avanzada. La pérdida de peso se debe normalmente a la pérdida de grasa y no de masa muscular como muchos suponen.
Esto se debe básicamente a una inadecuada ingesta de nutrientes, que esta relacionado con la pérdida de apetito que sufren estos pacientes provocados por los trastornos gastrointestinales y disfagia, por otro lado, ese déficit de nutrientes esta relacionado con el gasto energético que surge de la rigidez, temblor y discinesias. Un porcentaje alto de pacientes con Parkinson sufren de depresión lo cual también es causa de una disminución de peso.
En cuanto a nutrientes específicos podríamos englobar 4 que tienen mucha importancia: